la foto es de Robb Debenport, tomada de www.debenport.com
Para mí "poseer a una mujer" es la posibilidad de adentrarme en la intimidad de su alma a través de la intimidad sexual. No quiero sólo abrirle las piernas y penetrarla: quiero entrar en ella cabalmente, fundirme en sus secretos al hacerle el amor, conocerla enteramente y apreciar esos secretos que sólo muestra una mujer cuando se apasiona y gracias al placer libera sus tabúes y miedos. Gozar de ella y con ella en los planos físico y espiritual.

sábado, 26 de octubre de 2013

O Tempora, o Mores...



Nunca me acostumbraré a las costumbres actuales… en especial eso de estar siempre al pendiente del teléfono celular. Para mí sólo sirven para mandar mensajes cortos y llamadas de emergencia, pero sí conozco algunos de sus trucos, como hacer que cada contacto tenga su propio tono de llamada.

Esto viene a cuento porque nunca se me hubiera ocurrido contestar una llamada a la hora de estar haciendo el amor, como hizo mi pareja de ocasión.
Estábamos ya en una etapa bastante avanzada cuando sonó su celular. Ella reconoce el tono asignado a su mejor amiga, busca el aparato entre las ropas desordenada junto a la cama y activa el altavoz mientras jadea para contestar:

--¿Qué pasó, mi Lobi?
--Lo mismo te pregunto, mi Lobi, te oigo agitada. ¿Llegaste a tu casa corriendo a ponerte de ñoña para ver los Simpson?
--No mi Lobi, ni estoy en mi casa ni viendo la tele: ¡me están cogiendo bien rico!
--¡Lobi!, me asombras…
--Pues ve creyéndolo, Lobi, te voy a dejar oír cómo me estoy meneando y no tardo en venirme.
--Se oye que te está yendo bien, ¿a quién engatusaste, mi Lobi?
--Pues a un ñor que me encontré en la terminal de autobuses cuando llegué a la ciudad y lo saludé repegándomele mucho. En cuanto lo vi se me subió la hormona. Cuando estaba en la prepa iba a su tienda: me gustaba cómo me veía queriéndome levantar la falda.
--Nunca me contaste que ya fueras tan zorra antes de que te conociera, mi Lobi. Y con lo que me cuentas ya me estás contagiando la calentura. A ver, platícame más.
--Pues después de que me abracé del ñor y casi le mordí la oreja, me gustó sentir su mano en la cintura para apretarme y sentir mis bubis clavársele en su pecho…
--Para clavadas las que te están dando, que hasta acá se oye el chapoteo… Oiga, Ñor, ¿a poco sí está buena la Lobi?
--Tiene el coñito como me lo imaginaba. Y también le sabe bien rico.
--Pues claro que me sabe rico. Cuando me quitó la tanguita ya estaba bien mojada. Me estuvo frotando y luego tocándome mi clito mientras me metía los dedos… Ah!, tan rico que me chupó toda, mi Lobi…
--¿Te sobó por encima sobre la rajita?, ¿moviendo la mano rápido y apretando fuerte?, ¿Cómo yo me estoy tocando ahorita, mi Lobi?
--Quítate la ropa y abre bien las piernas para que estemos iguales. Lástima que no tengas quién te junte las bubis mientras te chupa esos pezoncitos que tienes.
--Chiquitos pero bien duritos. Me los estoy mojando con salivita, ¿estás arriba o abajo?
--Arriba, de a langostita, para que me agarre las nalgas y me mire toda mientras subo y bajo, y yo también veo como me entra…
--Espérame tantito, no seas mala onda, a ver si nos venimos juntos los tres. Ya tengo dos dedos adentro…. ¿quieres oírme jadear, mi Lobi?, porque lo que me está poniendo bien hot son tus gemidos.
--Apúrate, me voy a venir bien fuerte, mi Lobi…. Y más me caliento oyéndote y sabiendo que me oyes

A estas alturas, dejaron de hablarse. Por el teléfono sólo iban y venían el sonido de respiraciones agitadas, jadeos, gemidos, gritos de “¡Más!”, “¡Ay, qué rico!” para acabar cuando le pedí su boca para eyacular ahí.

Lo que más me gustó de todo fue estar dentro de una mientras oía el orgasmo de las dos al mismo tiempo… y lo mejor, ya quedamos para hacer una recreación en vivo.

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