la foto es de Robb Debenport, tomada de www.debenport.com
Para mí "poseer a una mujer" es la posibilidad de adentrarme en la intimidad de su alma a través de la intimidad sexual. No quiero sólo abrirle las piernas y penetrarla: quiero entrar en ella cabalmente, fundirme en sus secretos al hacerle el amor, conocerla enteramente y apreciar esos secretos que sólo muestra una mujer cuando se apasiona y gracias al placer libera sus tabúes y miedos. Gozar de ella y con ella en los planos físico y espiritual.

lunes, 28 de octubre de 2013

teatro viviente

Obra de teatro en un solo acto
Clasificación: XXX, para mayores de 21 años


Pesonajes:
Héctor: Cuarentón divorciado y desarrollador de software para redes sociales. Pasa casi todo el día en el estudio donde tiene su computadora. Vive solo, sin mascotas ni problemas económicos.
Emilia: Ejecutiva de ventas de una gran corporación. Soltera y solitaria de unos treinta años, más guapa de lo que ella misma admite. A pesar de que aparenta ser de criterio amplio, en realidad acarrea fuertes represiones que la llevan a no mantener ninguna relación más allá del primer encuentro sexual.
@Morenita: Personalidad virtual. No se sabe de ella más que las pocas referencias que da de sí misma sobre sus medidas y características corporales. Por algunos giros lingüísticos que usa, a veces parece ser española y a veces sudamericana.

Héctor y Emilia se conocen en una convención de la compañía donde ella trabaja y para la que Héctor esté desarrollando Apps para celular. Después de un coqueteo intenso, ella busca algún pretexto para pasar por la casa de él, adonde llega vestida más o menos provocativamente y con una botella de buen vino.


ACTO ÚNICO
Se levanta el telón

Se escucha música suave. Aparece un estudio alfombrado y decorado con buen gusto, pero desordenado. Hay un mueble para computadora y un sillón ergonómico frente a él, rodeado de algunos anaqueles llenos de libros y cd’s apilados a la buena de Dios. Sorprende el tamaño de la pantalla y el modelo de última generación de la computadora.

Sobre el escenario, una pantalla gigante permite que el público vea la actividad en la computadora.


  • Entra Emilia contonéandose seguida de Héctor, que lleva dos copas en la mano y se dispone a llenarlas, mientras Emilia se acerca a curiosear la computadora que quedó encendida.

Héctor: --Me sorprende que hayas venido a esta hora. Pudimos haber cerrado los detalles en una conversación en línea… pero me alegra que estés aquí. ¿Podrías apagar la compu mientras sirvo más vino, Emilia?
Emilia (se aproxima a la computadora) --Oye, tienes un mensaje en el Face de una tal @Morenita. Dice: “«Toc, toc”.
Héctor (alardeando un poco): --Ah, es una de mis contactos. Ésa es la clave que tenemos para iniciar pláticas intensas.
Emilia (sonrojándose): --¿Qué tan "intensas"?
Héctor (como no dándole importancia, pero en realidad presumiendo):--Se quiere masturbar.
Emilia (se acerca a la pantalla y recarga los muslos sobre el hombro de Héctor, que se ha sentado en el sillón y comienza a examinar el chat): --¿Se dicen guarradas y todo eso?
Héctor –Más bien nos divertimos de lo lindo. Ella es… por decirlo de alguna forma, muy entusiasta.
Emilia (interesándose) --A ver, contéstale, déjame ver cómo lo hacen.

Héctor  --«Hola, @Morenita, ¿traes tu collar?
@Morenita: --«Sí, Papi, traigo puesto mi collar.
Héctor (dirigiéndose a Emilia) --Ése es nuestro santo y seña para iniciar una sesión tormentosa. El “collar” es una gargantilla de terciopelo negro con un cascabel. Ella es mi Gatita.
Héctor (tecleando): --«¿También traes puesto el leotardo de gatita?
@Morenita: --«Sí, Papi.
Héctor: --«¿Y debajo?
@Morenita: --«Nada, como te gusta.

Emilia (celosa): --¿”Papi”? Pues para mí que la @Morenita es una menuda zorra, Díselo, ¡dile que es una zorra!
Héctor –mmmm, no solemos hablarnos así, pero puedo ver hasta dónde quiere llegar hoy.

Héctor --«Acércate a la mesita y elige un par de medias, negras o blancas. Mientras te veo ponértelas, dime si te has estado tocando.
@Morenita: --«Sí, Papi. Todos los días y me he venido bien rico.
Héctor: --«También hay dos diademas. Una con orejitas de gato, y otra con orejas de zorra. ¿Cuál escoges?
@Morenita: --«¡Las de zorra! Hoy quiero ser tu zorra. Voy a ser tu putita, Papi.
Héctor --«Déjame verte: ¡Se te nota todo!, ya lo tengo bien duro. Ahora, ponte de rodillas y sácate las tetas. Agárratelas como cuando piensas que yo soy el que te las aprieta a manos llenas.

  • Emilia da dos pasos atrás y comienza también a acatar las órdenes. Se hinca y abre la blusa mostrando los senos. Comienza a masajear sus pezones con los dedos lubricados con saliva, como @Morenita está describiendo. Héctor, viéndola, se excita al entender el juego y continúa impartiendo órdenes, complicando un poco las cosas para ver cómo las resuelve Emilia.

Héctor: (tecleando, pero sin dejar de ver a Emilia) --«¿Ves las tijeras que están en la mesa? Tómalas y corta la tela de la entrepierna.
 @Morenita: «Gracias, Papi, estaba muy ajustado y con mi humedad me daba como comezón. ¿Te gusta así?

  • Emilia se remanga la falda haciendo a un lado el hilito rosa enseñando una vulva recién depilada.

Héctor  (se comienza a frotar por arriba del pantalón, su vista pasa rápidamente de Emilia al teclado): --«Estás bien buena, @Morenita. Ahora, quítate el collar y pásatelo por el sexo. Quiero ver como se mete en tu rajita. Avísame cuando lo tengas mojado.
@Morenita: «Ya estoy bien caliente. Métemela, por favor, quiero sentir tu verga en lugar de los dedos que tengo dentro. Quiero que me cojas fuerte y me chupes el coño.

  • Emilia se quita una pañoleta de seda y se frota con ella. En su cara se nota que se acerca cada vez más al orgasmo, con el cuerpo ligeramente echado hacia atrás y jadeando más fuerte y rápido.

Héctor: «Ahora, acércate de rodillas, y mastúrbame.
@Morenita: «¡Tan rico! siempre te lo he querido sobar a tu gusto, Papi,

  • Emilia se acerca sin levantarse y saca el pene erecto de Héctor. Lo frota con firmeza deslizando su mano arriba y abajo.

Héctor: «Pasame la lengua a todo lo largo para lubricarme.

  • @Morenita teclea “ahhhhh” señalando su primer orgasmo. Emilia menea la cadera de adelante hacia atrás mientras se toca el clítoris con los dedos mojados en su propia vagina y también se viene ruidosamente.

@Morenita: «Déjame que te la chupe, Papi. Quiero mi lechita.

  • Emilia abre la boca y se prepara para dar sexo oral. Héctor le empuja la frente hacia atrás. Emilia lo mira desconcertada.

Héctor: «Hoy tengo otras ideas. ¡Sigue masturbándome, Zorra! Que ya estoy por venirme.

  • Emilia le frota vigorosamente el pene mientras se sigue  tocando. Héctor, a punto de eyacular, teclea:

Héctor --«Me voy a venir, hazte a un lado. –Empuja a Emilia mientras un abundante chorro de semen va a caer al piso.
Héctor --«¿Ya quieres tu lechita? Ahora sí me la mamas y luego lames lo que cayó en el piso. Te empinas bien. Mientras, termino de romperte el trajecito para verte bien las nalgas y ese culito tan apretado que luego me pides que te reviente.
@Morenita y Emilia: «Sí, Papi. Qué rica la lechita de tu verga y del piso

  • Emilia, hincada, lame el piso dejando ver un glorioso par de nalgas y su sexo completamente enrojecido. Héctor tiene otra erección.

@Morenita y Emilia: --Penétrame por atrás, Papi. Por ahí soy virgen. Reviéntame. Quiero que me duela.

  • Héctor se arrodilla detrás de Emilia y la penetra por el ano con brusquedad, enloquecido con los gritos de dolor y de placer. Emilia se toca el clítoris mientras Héctor le agarra senos y nalgas, y eyacula dentro del recto.  Mientras Emilia tiene otro orgasmo, @Morenita dice que se está masturbando con un vibrador y logra varios orgasmos.

@Morenita: «Te luciste hoy, Papi, Tuve un orgasmo tan fuerte que me tiembla el ano. ¿Por qué fuiste tan intenso hoy?
Héctor --«Porque al mismo tiempo me estaba cogiendo a otra igual de puta que tú. Le estaba haciendo lo mismo. Te lo hubiera dicho para que te calentaras más imaginándote que alguien me estaba masturbando y lamiendo.
@Morenita: --«Para la próxima me avisas. A mí también me calienta saber que alguien más está en esto. Hagamos un trío para la próxima, ¿Vale?, Bye y besos. Te quiere, tu @Morenita.-


Cae el telón

Fin de la obra

sábado, 26 de octubre de 2013

O Tempora, o Mores...



Nunca me acostumbraré a las costumbres actuales… en especial eso de estar siempre al pendiente del teléfono celular. Para mí sólo sirven para mandar mensajes cortos y llamadas de emergencia, pero sí conozco algunos de sus trucos, como hacer que cada contacto tenga su propio tono de llamada.

Esto viene a cuento porque nunca se me hubiera ocurrido contestar una llamada a la hora de estar haciendo el amor, como hizo mi pareja de ocasión.
Estábamos ya en una etapa bastante avanzada cuando sonó su celular. Ella reconoce el tono asignado a su mejor amiga, busca el aparato entre las ropas desordenada junto a la cama y activa el altavoz mientras jadea para contestar:

--¿Qué pasó, mi Lobi?
--Lo mismo te pregunto, mi Lobi, te oigo agitada. ¿Llegaste a tu casa corriendo a ponerte de ñoña para ver los Simpson?
--No mi Lobi, ni estoy en mi casa ni viendo la tele: ¡me están cogiendo bien rico!
--¡Lobi!, me asombras…
--Pues ve creyéndolo, Lobi, te voy a dejar oír cómo me estoy meneando y no tardo en venirme.
--Se oye que te está yendo bien, ¿a quién engatusaste, mi Lobi?
--Pues a un ñor que me encontré en la terminal de autobuses cuando llegué a la ciudad y lo saludé repegándomele mucho. En cuanto lo vi se me subió la hormona. Cuando estaba en la prepa iba a su tienda: me gustaba cómo me veía queriéndome levantar la falda.
--Nunca me contaste que ya fueras tan zorra antes de que te conociera, mi Lobi. Y con lo que me cuentas ya me estás contagiando la calentura. A ver, platícame más.
--Pues después de que me abracé del ñor y casi le mordí la oreja, me gustó sentir su mano en la cintura para apretarme y sentir mis bubis clavársele en su pecho…
--Para clavadas las que te están dando, que hasta acá se oye el chapoteo… Oiga, Ñor, ¿a poco sí está buena la Lobi?
--Tiene el coñito como me lo imaginaba. Y también le sabe bien rico.
--Pues claro que me sabe rico. Cuando me quitó la tanguita ya estaba bien mojada. Me estuvo frotando y luego tocándome mi clito mientras me metía los dedos… Ah!, tan rico que me chupó toda, mi Lobi…
--¿Te sobó por encima sobre la rajita?, ¿moviendo la mano rápido y apretando fuerte?, ¿Cómo yo me estoy tocando ahorita, mi Lobi?
--Quítate la ropa y abre bien las piernas para que estemos iguales. Lástima que no tengas quién te junte las bubis mientras te chupa esos pezoncitos que tienes.
--Chiquitos pero bien duritos. Me los estoy mojando con salivita, ¿estás arriba o abajo?
--Arriba, de a langostita, para que me agarre las nalgas y me mire toda mientras subo y bajo, y yo también veo como me entra…
--Espérame tantito, no seas mala onda, a ver si nos venimos juntos los tres. Ya tengo dos dedos adentro…. ¿quieres oírme jadear, mi Lobi?, porque lo que me está poniendo bien hot son tus gemidos.
--Apúrate, me voy a venir bien fuerte, mi Lobi…. Y más me caliento oyéndote y sabiendo que me oyes

A estas alturas, dejaron de hablarse. Por el teléfono sólo iban y venían el sonido de respiraciones agitadas, jadeos, gemidos, gritos de “¡Más!”, “¡Ay, qué rico!” para acabar cuando le pedí su boca para eyacular ahí.

Lo que más me gustó de todo fue estar dentro de una mientras oía el orgasmo de las dos al mismo tiempo… y lo mejor, ya quedamos para hacer una recreación en vivo.