Nunca he entendido por qué a ella le
dan tantos ataques de inseguridad si es guapísima. Me fascinan su cara y su
cuerpo, me gusta mucho cómo besa y, sobre todo, me encanta hacerle el amor. El
problema es que cuando se siente tímida no es nada receptiva, por eso establecimos
el código “sólo caricias”, palabras que me dice poniéndome su dedo índice sobre
los labios. Entonces nos abrazamos mientras le acaricio el pelo o le beso
los ojos.
La
conozco tan bien que por su semblante sé cuándo es uno de esos días. Así que me
sentí frustrado esa noche al llegar a su casa y verla más deseable que
nunca, vestida con una blusa suelta y escotada, unos jeans muy entallados que marcaban
la forma de su cadera, su pubis y sus piernas, calzadas con esas botas altas
que detesto porque son tan difíciles de quitar. ¡Diablos!, olía delicioso y el
escenario era, por decirlo lo menos, muy propicio para la intimidad con música suave y un buen vino junto al sofá tan cómodo y amplio en el que solemos pasar el
tiempo.
Ahí
nos acomodamos y mi deseo creció al tenerla cerca. La senté sobre mis piernas y
comencé a besar su cara sosteniéndola de la cintura, pero me rechazó
deslizándose hacia atrás. Quedó recostada extendida, su blusa un poco remangada
y el torso más bajo que sus piernas, que quedaron sobre las mías. Separé un
poco sus muslos y comencé a acariciarlos por su cara interna, deslizando mis
manos fácilmente porque ella, siempre, usa pantimedias bajo el pantalón, y fui
subiendo hasta rozar la costura central. Empecé a explorar bajo su blusa al
tiempo que presionaba sobre su pubis dándole un movimiento de vaivén,
alternando presionar levemente sobre la zona central con mi dedo medio, luego
bajando el índice y el cordial a los lados de la ingle, seguido de un
movimiento rotatorio sobre toda la entrepierna.
Comenzó
a gemir, despacito. Solté el broche de sus jeans y bajé la cremallera para
introducir la mano bajo su lencería. Exploré sus pliegues cuidando de no lastimarla, porque el elástico
de las pantimedias no me permitía mucha libertad. La
encontré tibia y húmeda y logré lubricar alrededor de su clítoris. Debajo de su
brassiere sus pezones ya estaban firmes.
Tuvo
su primer orgasmo, corto e intenso. Levanté su cadera para poder bajar toda su ropa hasta donde las botas lo
permitieron y separé lo más que pude sus piernas para estimularla y estimularme
viendo cómo se mordía el labio inferior antes de que con todo el rostro
mostrara cada que llegaba al éxtasis. Podría haber estado así por horas, pero
de pronto me dijo “ya no más”, se incorporó, me retiró los dedos que le había
introducido y me los puso sobre mis labios diciendome con picardía: “hoy, sólo
caricias”.
1 comentario:
Listen...
What I'm going to tell you might sound really creepy, and maybe even a little "strange"
WHAT if you could simply press "PLAY" and listen to a short, "musical tone"...
And miraculously attract MORE MONEY into your life??
I'm talking about hundreds... even thousands of dollars!
Think it's too EASY?? Think this couldn't possibly be for REAL?!?
Well, Let me tell you the news...
Many times the most significant miracles in life are the SIMPLEST!
Honestly, I will provide you with PROOF by allowing you to PLAY a REAL "miracle money tone" I developed...
YOU simply click "PLAY" and watch how money starts piling up around you.. starting almost INSTANTLY..
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