"Hace tanto que no hago el amor que mi sexo está lleno de telarañas" se quejaba ella.
Recordé que los colibríes recolectan telarañas y las transforman en sus bellos nidos. Así que afiné mi lengua para restaurar tu brillo y textura sedosa íntima.
"Seré tu colibrí cada que lo necesites" le dije al terminar.